... paseando hacia el agua...

... las caminantes se detuvieron en el sendero. A la derecha saludaban sin voz y sin mirada los chopos , erguidos, que no altivos, humildes de color, fundidos en la bruma de la niebla. Como vestido ,las hojas que crecían a sus pies; el cuerpo , multitud de ramas rodeando el elegante tronco. Como alma, la semillas de verdes y de brillo que saldrá en primavera. Al pasar se siente el caminante en una catedral de la naturaleza que invita a meditar y a querer más la vida , si cabe. El frío de la niebla se antoja menos intenso incluso, como si una palmada de aliento rodeara el ambiente invernal. Me parecen como compañeros de viaje, eternos vigilantes y protectores de la tierra, en los días de final de diciembre. Seguimos el camino... al encuentro del agua.